El camino interior es el camino más corto para ser y servir
Cuando uno recorre el camino interior sin duda es porque los caminos exteriores se dejan a un lado porque lo que nos ofrecen deja de tener interés para nosotros o vemos que son ineficaces para lo gran lo que anhelamos.
Tenemos claro que queremos servir al propósito de lo que añoramos o anhelamos.
¿En qué consiste el servicio a nuestro camino interior?
Visto desde fuera la persona que sigue un camino interior es juzgada como egoísta y que solo persigue su propio bienestar y paz y que su labor poco puede hacer ni hace, por la paz de los demás.
Es normal que desde fuera juzguemos que quien se afana en el camino interior no hace nada por la comunidad.
En el camino interior reconocemos nuestra parte real y que esta está transitando una experiencia efímera, que aunque marca mucho, pasa inexorablemente para todos.
¿Cómo es posible que algo tan efímero pueda marcarnos de ese modo? Quizás porque no nos reconocemos en la realidad en la que somos permanentes.
En el camino interior terminamos por reconocer que lo real es el interior del que vamos encontrando nuestra identidad real, mientras que cada vez vemos más irrelevante nuestra identidad construida durante la vida.
Es lógico que cuando descubrimos nuestra identidad interior queramos profundizar decididamente y que incluso tendamos a desconectar de nuestra vida exterior, al menos en lo posible.
Asimilamos que esa energía interior es la Verdad y la que nos sustenta en esta experiencia efímera de vernos asimilados a un cuerpo, al tiempo y el espacio.
Dijo de sentirme una ¡identificación mental para sentirme abrazado por lo que soy en el interior.
El contacto interior con lo real, con la energía que nos sustenta, nos aporta la seguridad de ser un ser real. Una percepción de uno mismo real.
Se trata de una experiencia asombrosa sentir que algo nos ama por dentro como para permitirnos ser.
Esto nos anima a avanzar en esa apertura para comprobar que recibimos en la misma medida.
Esa apertura nos permite recibir lo ilimitado y sabemos que lo que recibimos es lo que somos. Imposible ser otra cosa.
De esa forma es sencillo difuminarse como una realidad separada para integrarnos en ese ser.
En ese estado aun podemos ver nuestro lazo con el cuerpo y de que este es el eslabón con ola realidad de lo separado.
De esta forma podemos amar nuestro cuerpo y hacernos presentes en esta realidad espacio temporal.
La identidad humana sustituye a nuestra verdadera identidad mientras vivimos como humanos, pero en este caso estamos eliminándola para poder estar aquí desde el interior.
Es un estado privilegiado poder reencontrarnos con nuestro interior y a la vez hacer ese servicio hacia el interior de todo.
Cuando estas limitados por la creencia de ser una identidad separada y efímera, estado limitando nuestra posibilidad de recolectar con lo que somos en verdad.
Nuestra mente construida de la imposibilidad de ser no entiende que el camino interior es en realidad un servicio para todos, para la verdad de que somos Uno.
El logro de conectar con el interior y recuperar su magnitud de Uno, no puede ser asimilado mientras nuestra estructura mental nos lo impida.
Nada externo puede expresar ni contener lo que el camino interior nos lleva a descubrir, sino más bien ese descubrimiento nos lleva a ver que somos una misma realidad con cada individualidad y que por lo tanto realizando esa apertura de aceptar nuestro propio ser que se expresa en nuestro interior de alguna manera implica que lo hacemos por todos.
Cuando sabemos que todo el misterio de la vida esta incluido en ese proceso interior entonces sabemos que en ese camino interior estamos junto a todo. Todos los caminos andados por seres humanos ahora residen en nosotros.
Por ello, en nuestro interior se realiza el Uno que es el mayor servicio que podemos hacer al Uno en nosotros y al Uno en todo.
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